Dios está buscando siempre maneras de mostrarnos su fortaleza. El problema es que raras veces le damos la oportunidad de demostrar su poder en nuestras vidas.
Conozco un joven cristiano que se encontraba en una posición fantástica para experimentar el poder de Dios. Su jefe le había pedido que falsificara recibos de caja para que la compañía no tuviera que pagar tantos impuestos. Esa acción iba en contra de la ley y del código moral personal del creyente. El joven sabía que eso significaba estafar al gobierno para ganancia personal del dueño.
Se le había presentado una oportunidad de obedecer a Dios y sus mandamientos rehusando acatar la solicitud de su jefe. Tenía la oportunidad de dejar que Dios revelara Su poder para protegerlo y proveer para sus necesidades.
Pero no lo hizo. Por miedo a perder su empleo hizo lo que le dijo su jefe. Hoy enfrenta la posibilidad de ir a la cárcel por complicidad en fraude.
Me temo que nosotros no somos mucho mejores. Somos como el rey Asa, quien fue un rey bueno, con la excepción de que tomó la mala decisión de aliarse con el rey Ben-Adad de Siria para protegerse. Asa necesitaba protección y ayuda, y Dios estaba listo para dárselas. Pero
Asa optó por hacer una alianza impía.
Dios está esperando para mostrar Su poder a los que confían en Él. Un joven esposo y padre se encontraba en una situación similar a la del hombre que mencionamos antes, pero él escogió confiar en Dios. Rehusó violar la ley. Perdió su empleo, pero Dios le mostró Su poder proveyendo para sus necesidades y las de su familia.
Cuando escogemos confiar en un jefe deshonesto, en una treta astuta, o en una sarta de mentiras, nos metemos en problemas. ¡Cuánto mejor es confiar en Dios, quien se deleita en mostrarnos Su poder! —DE
R E F L E X I Ó N
■ ¿He probado alguna vez —lo que se dice probar— las promesas de Dios? ¿Cómo me mostró Su poder?
■ ¿Me encuentro ahora mismo en una situación en la que estoy optando por hacer lo malo en vez de confiar en Dios? ¿Estoy dispuesto a cambiar de rumbo?
■ ¿Qué puedo hacer para comenzar a pensar primero en la protección de Dios y no en la forma de protegerme a mí mismo?