El director del campamento decidió hacer un camino por el bosque. El mismo se adentraba bien en el bosque, cruzaba un pequeño arroyo, y pasaba por unas colinas bastante altas. El primer grupo de campistas, un grupo de solteros adultos, llegaría en un par de días. Para señalar el camino, el personal del campamento amarró cuadrados de metal azul a los árboles que había junto al camino. Colocaron flechas dondequiera que había que doblar, y luego fueron por todo el camino para barrer las hojas y arrancar la maleza.
Cuando el grupo salió en su caminata sabía exactamente a dónde ir. Nadie se perdió.
Dios hizo lo mismo con Israel cuando salió de Egipto. «Iba delante de ellos» (Éxodo 13:21) y señaló el camino por el que debían andar. Pero usó una columna de nube durante el día y una columna de fuego durante la noche.
Todo lo que la gente tenía que hacer era seguir las columnas.
Muchas veces he deseado que Dios me provea de la misma clase de guía. Si alumbrara mi camino con una luz brillante o con una nube que se mueve, sería mucho más fácil tomar grandes decisiones. Pero Dios no obra así con nosotros.
La Biblia nos dice que Dios nos ha provisto de un medio aun mejor para mostrarnos el camino. Nos ha dado su Espíritu Santo para que nos guíe (Juan 16:13; Romanos 8:14). Él es una presencia viva y dinámica en todos los creyentes en Cristo. Usa la Palabra de Dios, la conciencia, la predicación, los amigos y las circunstancias para mostrarnos la voluntad de Dios.
¿Qué te espera? ¿Ves claramente el camino que tienes por delante? ¿O te sientes
como si estuvieras en medio de una neblina? Pídele al Espíritu Santo que te ayude y encomiéndale tu camino. Cuando llegue el momento de tomar la decisión, Él siempre te mostrará el camino. —DE
R E F L E X I Ó N
■ El artículo enumeró varias maneras que el Espíritu puede usar para guiarnos.
¿Cómo me puedo beneficiar al máximo de cada una de ellas?
■ Si no veo el próximo paso que debo dar, ¿qué podría estar diciéndome Dios?