Es un país que se está derrumbando desde adentro. Le ha dado la espalda a los valores que una vez lo hicieron grandioso. Se ha debilitado moralmente. El país está empezando a experimentar graves problemas, pero busca erróneamente soluciones políticas que lo único que hacen es hundirlo más.
En su hora más oscura, Dios designa a un hombre joven que tal vez sea todavía un adolescente para ser su mensajero y pronunciar juicio sobre la malvada nación.
El primer párrafo podría describir a los Estados Unidos hoy. La comparación no es tanta en el segundo párrafo, lo admito, a menos que esté pasando algo ahora mismo que yo no sepa.
De hecho, la nación que se describe es Judá, siete siglos antes de Cristo. Los días gloriosos de Israel bajo el reinado del rey David y del rey Salomón se habían convertido en historia antigua. La nación se había dividido en dos reinos:
Israel y Judá. Para esa época, Asiria había conquistado a Israel, la nación del norte.
Judá, el reino sobreviviente, no confió en Dios para que lo protegiese. Para mantenerse a salvo, sus líderes hicieron tratos políticos con los poderosos reinos paganos que lo rodeaban. Como parte del acuerdo, Judá adoptó las
religiones paganas de esos países envenenando su fe judía y apresurando el colapso moral.
En medio de todo esto, Dios llamó a Jeremías, el hijo pequeño de un sacerdote judío, para que fuera su portavoz. Jeremías protestó diciendo que era demasiado joven (Jeremías 1:6), pero Dios le prometió protección (v.8) y ayuda (v.9). Así comenzó un ministerio que duraría 40 años, durante los cuales
Jeremías defendería la justicia en una sociedad fatalmente malvada.
Nuestro mundo necesita Jeremías hoy, personas jóvenes que no tengan miedo de sacar la cara por Dios en una sociedad hostil. Para Judá era demasiado tarde; todavía hay esperanza para nuestro país.
¿Aceptarás el reto? —JC
R E F L E X I Ó N
■ Si Dios me llamara como llamó a Jeremías, le diría…
■ ¿De qué maneras puedo hacer algo para la gloria de Dios?
■ Señor, Tú llamas a todo tu pueblo a dar la cara por ti. Quiero que todos los
días de mi vida cuenten para Ti. Pon tus palabras en mi boca y ayúdame a
ser firme.