«¿Por qué todo me sucede siempre a mí?» La pregunta de Carrie puede sonar egoísta, pero no la juzgues todavía. Sus padres se divorciaron cuando ella tenía 8 años. Luego su papá, con quien disfrutaba una estrecha relación, murió cuando ella tenía 14. Y a pesar de ser atractiva e inteligente, sus relaciones con los muchachos parecían estar malditas. Sus mejores amigos la estaban murmurando y se acababa de enterar de que su mamá tenía cáncer. ¿Qué más podía salir mal?
«¿Por qué todo me sucede siempre a mí?»
Si somos honestos admitiremos que todos nos hemos sentido así una que otra vez. La vida puede producir mucho dolor en muy poco tiempo. Las traiciones, las separaciones, las enfermedades y simplemente los tiempos difíciles nos pueden llevar a hacer preguntas airadas.
Pero, ¿sabes qué? La Palabra de Dios está llena de relatos de personas como nosotros que se preguntaban por qué las cosas les salían mal.
David tenía un Curriculum impresionante: matador de animales salvajes, de gigantes y defensor de la nación. ¡Y todo eso sucedió cuando era adolescente! Se convirtió en un poderoso guerrero y luego en rey. Pero su legado más
duradero es su poesía, preservada para nosotros en los Salmos. El Salmo 13 es un ejemplo extraordinario de su lirismo. Escucha.
«¿Hasta cuándo, Jehová? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí? ¿Hasta cuándo tendré conflictos en mi alma, con angustias en mi corazón cada día?…» (vv.1,2). David hasta expresó su impaciencia: «Mira, respóndeme…» (v.3).
David conocía bien la muerte y la traición. Conocía el dolor de las falsas
acusaciones y de las conspiraciones para matarlo. Ese dolor, naturalmente, lo
expresaba en oración a Dios.
A Dios le agrada la clase de honestidad que lo mira y le dice: «¿Por qué sucede
esto? ¿Qué quieres de mí?»
Si estás pasando por una situación igualmente dolorosa ahora mismo, ¿por qué no la compartes con el que más te ama? Lo que Él quiere no son las grandes cosas que puedes hacer por Él, sino simplemente tu honestidad. —TG
R E F L E X I Ó N
■ ¿Qué tan honesta es mi vida de oración? ¿Alguna vez trato de reprimir mis
sentimientos cuando oro?
■ ¿Estoy luchando con la ira y la amargura ahora mismo? ¿Lo he compartido con Dios?