Cuando entré al estacionamiento, lo primero que captó mi atención fue un auto blanco magnífico. Era viejo, pero parecía tan nuevo como los que hay en los salones de exhibiciones. Cuando me acerqué para inspeccionarlo, apareció el dueño y me lo mostró completamente. Era un Packard de 1949, dijo. Mientras más lo examinaba de cerca, mejor parecía ser el auto. No tenía defecto alguno,
ni por dentro ni por fuera. No tenía ni una sola abolladura, ni un rasguño, ni una falta por ninguna parte.
Entonces el dueño abrió el maletero y sacó un álbum de fotografías. En la primera página había una foto del mismo auto 2 años antes: una pila de metal oxidada y vieja tirada en un lote de mala hierba. Las ventanas estaban rotas, el interior estaba destrozado. El motor no funcionaba. El viejo Packard no parecía que servía ni para tirarlo por un despeñadero. Pero a medida que pasamos las
páginas del álbum, vimos lo cuidadosamente que había sido restaurada la oxidada pila de metal. Habían sacado cada una de las piezas del auto. El motor lo habían desarmado y reconstruido cuidadosamente. Poco a poco, a medida que pasábamos las páginas, vimos la transformación.
Ahora bien, tú no eres tan viejo como un Packard del 49, pero puede que te hayas sentido un poco como ese auto: sin valor, inútil, no deseado por nadie.
¿Sabías que puedes ser restaurado? Puedes volver a ser nuevo. Eso fue lo que Pablo quiso decir cuando prometió: «De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas»
(2 Corintios 5:17).
Ese auto estaba acabado por la edad, el uso y las inclemencias del tiempo. Cuando nosotros necesitamos restauración, el problema es el pecado. Nos puede poner en el lote de mala hierba de la vida. Pero Dios puede arreglar eso. Jesús lo describe como un nuevo nacimiento (Juan 3:3). Cuando nos volvemos por la fe en Cristo y aceptamos el regalo del perdón, Él nos limpia completamente.
¿Estás quebrantado por el pecado? Puedes ser restaurado. Pídele a Cristo que
renueve tu gozo y te dé un propósito en la vida. Deja que te haga una nueva criatura.
—DB
R E F L E X I Ó N
■ ¿Alguna vez he sido restaurado, salvo por la fe en Jesucristo?
■ Si soy cristiano, ¿hay áreas en las que todavía lucho, es decir, que tengo
pecados que necesite confesar y por los que deba reclamar la limpieza de
Cristo?