Éste es el segundo extracto del libro devocional En pos de lo supremo, de Oswald Chambers, un maestro británico que ministró en Egipto. —DO

El ángel en este pasaje no le dio una visión a Elías ni le explicó las Escrituras, ni hizo nada extraordinario. Simplemente le dijo que hiciera algo muy ordinario; esto es, que se levantara y comiera.
Si nunca nos deprimiéramos no estaríamos vivos. Las cosas materiales son las únicas que no sufren depresión. Si los seres humanos no fuéramos capaces de deprimirnos, no tendríamos la capacidad de ser felices ni de exaltarnos. Hay cosas en la vida que están diseñadas para deprimirnos; por ejemplo, las cosas asociadas con la muerte. Siempre que te examines a ti mismo, ten en cuenta tu capacidad de depresión.
Cuando el Espíritu de Dios viene a nosotros, no nos da visiones gloriosas, sino que nos dice que hagamos las cosas más ordinarias que se puedan imaginar. La
depresión tiende a alejarnos de las cosas cotidianas de la creación de Dios. Pero siempre que Dios interviene, su inspiración es hacer las cosas más naturales y sencillas, cosas en las que no nos habríamos imaginado que Dios estuviera presente. Sin embargo, cuando las hacemos, lo encontramos allí.
La inspiración que nos viene de esta manera es una iniciativa contra la depresión. Pero debemos dar el primer paso y hacerlo en la inspiración de Dios. No obstante, si hacemos algo simplemente para vencer nuestra depresión, lo único que conseguiremos es empeorarla. Pero cuando el Espíritu de Dios nos guía instintivamente a hacer algo, la depresión se va en el momento en que lo hacemos. Tan pronto nos levantamos y obedecemos entramos en un plano más elevado de la vida. —Oswald Chambers
R E F L E X I Ó N
■ ¿Con qué frecuencia sucumbo a la depresión y ando por ahí abatido sin hacer
nada y sintiendo lástima de mí mismo?
■ Me pregunto si la mayoría de las veces que me deprimo sucede porque soy
egocéntrico y no me ocupo lo suficiente de servir a los demás o a mi Dios?
■ ¿Qué proveyó Dios para Elías para ayudarlo a vencer su depresión? (1 Reyes
19:1-18).