Es difícil revolotear. Yo no lo puedo probar por experiencia personal (nunca he dominado el arte de volar), pero un equipo de investigadores de la Universidad
de Montana ha descubierto que la mayoría de las aves no pueden volar «quietas» por mucho tiempo.
Al implantar unos «medidores de esfuerzo» en las alas de las urracas, los científicos pudieron medir el esfuerzo que necesitaban para revolotear. Descubrieron que las urracas necesitaban para revolotear el doble de la energía
que necesitaban para volar normalmente. Sí, como podrías sospechar, los colibríes son una excepción. Tienen una estructura en el hombro que es inusual, y la capacidad de alzar vuelo, tanto en los movimientos ascendentes como en los descendentes.
La mayoría de nosotros nos parecemos más a las urracas que a los colibríes. Lo que quiero decir con eso es que estamos muy ocupados y volamos a una velocidad bastante alta. Es difícil —y hasta mucho trabajo— detenernos lo suficiente como para pensar en qué dirección va nuestra vida y lo que hemos aprendido acerca de Dios en el camino. Es difícil revolotear en un pasaje de
la Biblia el tiempo suficiente como para pensar en él con muchos detalles. Parece que nos sentimos más cómodos volando por la vida, vislumbrando ocasionalmente la Palabra, y pasando de vez en cuando cortos períodos de
tiempo con nuestros pensamientos centrados en Dios. Eso, a diferencia de revolotear, sí lo sé por experiencia propia.
El autor del Salmo 107 dijo que el sabio atenderá a sus palabras y «entenderá las misericordias de Jehová» (v.43). Si puedes apartar un poco de tiempo para revolotear hoy, lee todo el Salmo 107. El mismo contiene algunas poderosas figuras del lenguaje que ilustran la bondad de Dios, su gracia y su amor. Hacer el esfuerzo de reflexionar de esta forma puede parecer mucho trabajo, sobre todo cuando hay tantas cosas que quisiéramos hacer o que tenemos que hacer. Sin embargo, descubriremos que vale la pena, aun si al principio sólo podemos revolotear por cortos períodos de tiempo.
Así que, compañeros urracas, comencemos a revolotear. —KD
R E F L E X I Ó N
■ Cuando revoloteo en el Salmo 107, ¿cuáles verdades encuentro repetidas en los versículos 8,15,21 y 31?
■ ¿Me identifico con el vagabundo (vv.4-9), el prisionero (vv.10-16), el insensato (vv.17-22), o el marinero (vv.23-32)?
■ ¿De qué forma he experimentado el gran amor de Dios?