Los actos heroicos de Desmond Doss, soldado del ejército norteamericano, se representan en la película Hasta el último hombre. Sus convicciones no le permitían quitar vidas humanas, así que como médico, se comprometió a preservarlas aun a riesgo personal. En la ceremonia de entrega de la Medalla de Honor a Doss, se dijo: «El soldado de primera clase Doss rehusó esconderse y permaneció en la línea de fuego con los numerosos heridos, llevándolos uno por uno hasta el borde del barranco […]. Sin vacilar, enfrentó el bombardero enemigo y los disparos para ayudar a un oficial de artillería».
En el Salmo 11, la convicción de David de que su refugio estaba en Dios lo impulsaba a resistir las sugerencias a huir en lugar de enfrentar a sus enemigos (vv. 2-3). Cinco palabras sencillas resumieron su declaración de fe: «En el Señor me refugio» (v. 1). Esta confesión bien arraigada guiaría su vida.
En los versículos 4 al 7 exaltó la grandeza de Dios. A veces, la vida puede ser como un campo de batalla, con bombardeos en las áreas de salud, finanzas, relaciones y espiritual. ¿Qué hacemos entonces? Reconocer que Dios es el Rey del universo (v. 4), deleitarnos en su capacidad asombrosa para juzgar con precisión (vv. 5-6), y descansar en su deleite en lo recto y justo (v. 7).