Julia y Jorge volvieron a casa después de servir en otro país de clima muy cálido, y se instalaron durante varios meses cerca de su familia en Michigan; justo en época de invierno. Sería la primera vez que varios de sus diez hijos verían la belleza natural de la nieve.
Sin embargo, el clima invernal de esa zona requiere mucha ropa abrigada para salir: chaquetas, guantes y botas. Para una familia numerosa, sería una tarea costosa vestirse para los crudos meses de invierno que vendrían. Pero Dios proveyó: un vecino les llevó calzados, pantalones para nieve, sombreros y guantes. Una amiga instó a otros creyentes a reunir ropa de todas las tallas, para cada miembro de la familia. Cuando llegó la nieve, tenían exactamente lo que necesitaban.
Una de las maneras de servir a Dios es sirviendo a los necesitados. En 1 Juan 3:16-18, se nos alienta a ayudar a los demás con nuestras abundantes posesiones. El servicio nos ayuda a ser más como Cristo, al comenzar a amar y ver a las personas como Él lo hace.
A menudo, Dios utiliza a sus hijos para suplir necesidades y responder oraciones. Y cuando servimos a otros, tanto sus corazones como los nuestros son alentados. Como resultado, nuestra fe aumenta, mientras Dios nos equipa para servir de formas novedosas (v. 18).