Si tuvieras que representar a Jesús en una película, ¿cómo abordarías el papel? Este fue el desafío que enfrentó Bruce Marchiano, quien interpretó a Jesús en el filme Mateo, en 1993. Como sabía que millones de espectadores sacarían conclusiones sobre Jesús con base en su trabajo, el peso de reflejar «correctamente» a Cristo le resultaba abrumador. Cayó de rodillas en oración y le pidió a Jesús por… bueno, por Jesús.
Bruce captó el concepto en el primer capítulo de Hebreos, donde el escritor nos dice cómo Dios el Padre diferenció al Hijo al ungirlo «con óleo de alegría» (1:9). Esta clase de alegría es una celebración; es expresar de todo corazón la felicidad de estar conectado con el Padre. Esa alegría reinó en el corazón de Jesús durante toda su vida. Como lo describe Hebreos 12:2: «por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios».
Siguiendo el ejemplo de esta expresión escritural, Bruce ofreció un incomparable retrato lleno de alegría de su Salvador. Como resultado, se lo conoció como «el Jesús sonriente». Nosotros también podemos atrevernos a caer de rodillas y «rogar a Jesús por Jesús», ¡para que reflejemos su carácter y los demás vean en nosotros la expresión de su amor!