Débora, la dueña de un servicio de limpieza de casas, estaba siempre buscando clientes nuevos para ampliar su negocio. Una vez, habló con una mujer que le respondió: «En este momento no puedo pagar por eso; estoy en tratamiento contra el cáncer». En ese instante, Débora decidió que «ninguna mujer en tratamiento contra el cáncer sería rechazada, y que incluso le ofrecerían limpiar su casa gratis». Así, en 2005, fundó una organización sin fines de lucro en la que las empresas donaban servicio de limpieza a esas mujeres. Una de ellas tuvo una sensación de confianza cuando llegó a su casa limpia, y dijo: «Por primera vez, creí que podría vencer el cáncer».

La sensación de protección y apoyo puede ayudar a sostenernos cuando enfrentamos desafíos. Tomar conciencia de la presencia y el respaldo de Dios trae una especial esperanza a nuestra alma. El Salmo 46 nos recuerda: «Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones»; así que, «estad quietos, y conoced que yo soy Dios; […] enaltecido seré en la tierra. El Señor de los ejércitos está con nosotros» (vv. 1, 10-11).

Tener presente las promesas de Dios y su presencia con nosotros puede ser un medio para renovar nuestros corazones, y darnos ánimo y confianza en momentos difíciles.