Las pistas de carreras de esquí de montaña suelen marcarse con franjas de pintura azul rociada sobre la superficie de nieve blanca. Las toscas curvas pueden distraer la visual de los espectadores, pero son indudablemente vitales, tanto para el éxito como la seguridad de los competidores. La pintura sirve de guía para que los esquiadores visualicen el recorrido más veloz hacia el pie de la colina. Además, el contraste de la pintura contra la nieve los ayuda con la perspectiva, que es fundamental para protegerlos al andar a tan alta velocidad.
Con la esperanza de mantenerlos a salvo en la carrera de la vida, Salomón les ruega a sus hijos que busquen la sabiduría, la cual, como esas líneas azules, los guiará «por veredas derechas» e impedirá que tropiecen (Proverbios 4:11-12). Su esperanza más profunda como padre es que ellos disfruten una vida abundante y libre de los efectos perjudiciales de alejarse de la sabiduría divina.
Dios, nuestro Padre amoroso, nos ofrece la guía de «líneas azules» en la Biblia. Aunque nos ha dado la libertad de «esquiar» por donde queramos, la sabiduría que Él brinda en las Escrituras es —como las marcas en las pistas de carrera— «vida a los que [la] hallan» (v. 22), guiándonos cada día para no tropezar (vv. 12, 18).