Antes de que mi hijo saliera corriendo de casa para ir a la escuela, le pregunté si se había cepillado los dientes. Tras preguntarle otra vez, le recordé la importancia de decir la verdad. Inconmovible ante mi amable advertencia, me informó a manera de chiste que lo que yo necesitaba hacer era poner una cámara de seguridad en el baño. Entonces, podría verificarlo por mí misma, y él no se vería tentado a mentir.
Si bien una cámara de seguridad puede ayudarnos a seguir las reglas, hay lugares en que podemos pasar inadvertidos o formas de evitar que nos vean. Aunque podemos engañar una cámara, nos engañamos a nosotros mismos si pensamos que estamos fuera de la vista de Dios.
Dios pregunta: «¿Se ocultará alguno […] en escondrijos que yo no lo vea?» (Jeremías 23:24). Esta pregunta tiene tanto un incentivo como una advertencia.
La advertencia es que no podemos escondernos de Dios ni engañarlo, ya que Él ve todo lo que hacemos. El incentivo es que no hay ningún lugar donde estemos fuera del cuidado de nuestro Padre celestial. Aunque nos sintamos solos, Él está con nosotros.
Sea donde sea que vayamos hoy, que estas verdades nos insten a obedecer la Palabra de Dios y a experimentar consuelo: Él nos ve.