Cuando mi cachorro labrador «achocolatado» tenía tres meses, lo llevé a la veterinaria para que le pusieran las vacunas. Mientras ella lo revisaba con mucho cuidado, notó una pequeña marca blanca en su pelo, en la pata trasera izquierda. Entonces, sonrió y le dijo: «De aquí te sostenía Dios cuando te sumergió en chocolate».
No pude menos que reírme. Pero ella, sin intención, había expresado un concepto significativo sobre el interés profundo e intencional que Dios tiene en su creación.
En Mateo 10:30, Jesús nos dice: «aun vuestros cabellos están todos contados». Dios es tan grandioso que puede interesarse incluso en los detalles más íntimos de nuestras vidas. No hay nada que sea tan pequeño que escape a su mirada ni preocupación demasiado trivial como para no poder presentarla delante de Él. El Señor se interesa muchísimo; es así de simple.
Dios no solo nos creó, sino que nos sustenta y nos guarda en todo momento. Suele decirse que «el diablo está en los detalles». Pero es mucho mejor entender que es Dios quien está en ellos, atento incluso a cosas que nosotros no notamos. ¡Qué consolador es saber que nuestro Padre celestial, sabio a la perfección y profundamente interesado en nosotros, nos sostiene —como lo hace con toda la creación— en sus brazos fuertes y amorosos!