En Japón, los productos alimenticios se preparan y empaquetan a la perfección. Debido al énfasis en la calidad, los productos con defectos incluso imperceptibles suelen descartarse. Pero, recientemente, los productos wakeari se han hecho muy populares. Wakeari significa en japonés «hay una razón». Estos productos no se desechan; se venden baratos «por una razón»; por ejemplo, por una grieta en una galleta de arroz.
Mi amigo que vive en Japón dice que wakeari describe también a personas evidentemente imperfectas.
Jesús ama a todos, incluso a los wakeari, a quienes la sociedad descarta. Cuando una mujer pecadora se enteró de que Jesús estaba comiendo en la casa de un fariseo, fue y se arrodilló a sus pies, llorando (Lucas 7:37-38). El fariseo la catalogó de «pecadora» (v. 39), pero Jesús la aceptó y le aseguró que sus pecados habían sido perdonados (v. 48).
Jesús ama a las personas imperfectas, que incluyen a ti y a mí. Y la mayor demostración de su amor para con nosotros es que «siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros» (Romanos 5:8). Como receptores de su amor, que podamos ser también canales de ese amor para las personas imperfectas que nos rodean, para que ellas también sepan que pueden recibir el amor de Dios a pesar de sus imperfecciones.