Uno de los lugares que hay que visitar en Washington, DC es la tumba al soldado desconocido en el Cementerio Nacional de Arlington. Dicha tumba, la cual representa a todos los hombres y mujeres no identificados que murieron sirviendo a los Estados Unidos de Norteamérica, está bajo constante guardia. Un centinela armado marcha de uno a otro lado frente a la tumba. Cuando se cumple su guardia viene otro a ocupar su lugar. Cuando el nuevo soldado toma el puesto se le dicen estas palabras: «Las órdenes no han cambiado.» Día tras día, mes tras mes, año tras año, las órdenes de vigilar la tumba permanecen en vigor.
Antes de que Jesucristo dejara esta tierra dio las siguientes órdenes a sus discípulos: «Id por todo el mundo y predicad el evangelio» (Mr. 16:15). Año tras año, siglo tras siglo, estas órdenes han pasado de una a otra generación de cristianos. Nunca se han alterado ni rescindido.
La orden de evangelizar nos ha sido dada a nosotros también. Nuestra responsabilidad, como era la de la iglesia y los creyentes del primer siglo, es proclamar las buenas nuevas de salvación del pecado mediante la fe en Jesucristo.
En la proxima Fiesta Patria, cuando celebramos las libertades de que disfrutamos como ciudadanos de nuestros paises, recordemos que nuestra libertad tuvo un precio. En el sombrío trasfondo de los fuegos artificiales y las festividades permanece el recuerdo de aquellos que pagaron el precio máximo para darnos lo que tenemos.
Como cristianos, demos gracias por las garantías de nuestra Constitución. La misma nos permite proclamar las buenas nuevas del amor de Jesús abiertamente y sin recriminación ni temor. Recordemos también la libertad que tenemos en Cristo y regocijémonos en la libertad de proclamarla. Luego, obedezcamos el mandamiento de Cristo y hablemos a alguien de Jesús.
Después de todo, nuestras «órdenes no han cambiado». —DE
REFLEXIÓN
■ ¿Doy gracias a Dios por la libertad que hay en mi país de proclamar las buenasnuevas de salvación?
■ ¿De qué manera he estado obedeciendo las órdenes de Marcos 16:15? ¿Qué más podría hacer?