En Juan 14:6 Jesús declaró: «Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre sino por mí.» Las palabras de Jesús expresan claramente que sólo Él ha traído el regalo de salvación al mundo. Pero, ¿significan sus palabras que todo el que no haya escuchado de Él será condenado al infierno?
Abraham vivió mucho antes que Cristo. Cuando le dijo a Isaac que Dios proveería de un sacrificio, sus palabras fueron impresionantemente proféticas, pero él no entendía su verdadero significado. No sabía nada del Cordero de Dios que iba a morir en la cruz casi 2.000 años después. Gente como Abel, Enoc, Noé, Job, Melquisedec, Abraham, Sara y Jacob nunca escucharon el evangelio, y sin embargo, Hebreos 11:13 no deja duda de que estarán en el cielo.
En los tiempos del Antiguo Testamento, nadie entendía claramente el papel que Jesucristo desempeñaría un día para expiar el pecado. Pero siglos antes de que el evangelio fuera revelado, la fe de los creyentes del Antiguo Testamento ya se les había «contado por justicia» (Génesis 15:6; Salmo 106:31; Gálatas 3:6).
Una de las historias de misioneros más extraordinarias de este siglo fue la del martirio de cinco jóvenes en Ecuador y la conversión de los indios Huaorani (antes conocidos como Aucas). La primera convertida de la tribu Huaorani fue una joven mujer llamada Dayuma. De manera extraordinaria, Dayuma estaba predispuesta a aceptar el evangelio gracias a la influencia de su padre. Aunque él nunca había escuchado el nombre de Jesús hablaba contra las luchas de sangre y los asesinatos que eran el estilo de vida entre los Huaoranis. A diferencia de los otros de su tribu, era profundamente consciente de su maldad y sabía que él y su pueblo necesitaban perdón. Dijo a Dayuma que un día, Dios enviaría un mensajero a los Huaoranis para que les hablara del camino de salvación. Igual que los creyentes del Antiguo Testamento, el padre de Dayuma todavía estaba viviendo por fe cuando murió (Hebreos 11:13). El testimonio de su vida implica que él se hubiera gozado mucho al escuchar el evangelio, pero murió antes de que llegaran los misioneros.
¿Nos dan las Escrituras base para insistir en que el padre de Dayuma es algo diferente a los ojos de Dios que los creyentes del Antiguo Testamento? Es evidente que el padre de Dayuma, igual que Abraham, tendría que enfrentar la condenación eterna a no ser por la sangre que Cristo derramó. Además, es obvia la necesidad espiritual desesperada de aquellos que, igual que el pueblo Huaorani, viven en temor y oscuridad espiritual. El hecho de que Cristo sea el único camino a Dios coloca en nosotros la responsabilidad de darlo a conocer a todos.
Pablo, el apóstol a los gentiles, preguntó:
¿Cómo, pues, invocarán a aquel en quien no han creído? ¿Y cómo creerán en aquel de quien no han oído? (Romanos 10:13).
Sin embargo, no existe un pasaje de las Escrituras que pruebe definitivamente que Dios ve al padre de Dayuma de una forma diferente de como miraba a los creyentes del Antiguo Testamento que sólo tenían una idea vaga de la naturaleza de la redención venidera. (Véase el artículo «¿Cómo se salvaban los creyentes del Antiguo Testamento?») El apóstol Pablo puede haber estado pensando en esto cuando escribió los primeros capítulos de Romanos declarando que Dios se ha revelado a Sí mismo en la creación (Romanos 1:18-20) y en la conciencia humana (Romanos 2:12-16). Pablo dijo que todo el mundo será juzgado conforme a cómo responda a estas dos revelaciones de Dios. A los que responden de manera positiva, Dios les da más conocimiento, como lo hizo con el eunuco etíope y con Cornelio, el centurión romano (véase Hechos 8:10). Los que se pierden serán juzgados conforme a cómo respondan a la luz espiritual que hayan recibido (Hebreos 4:12-13).1
Puede ser que Dios extienda su gracia al padre de Dayuma sobre la base de la sangre derramada de Cristo, tal como lo hizo con Enoc, Melquisedec, Job, Abraham y Sara, gente que sólo tenía el más leve indicio de los medios por los cuales Dios iba a dar redención. En el análisis final, debemos dejar este asunto a Dios. Él es justicia y amor. Podemos estar seguros de que el Juez de toda la tierra hará lo correcto (Génesis 18:25).
Véase el artículo «Cuando hay tantas religiones en el mundo, ¿cómo puede el cristianismo afirmar que es el único camino a Dios?»
Escrito por: Dan Vander Lugt
- Jesús dijo claramente que los que tengan poca luz serán castigados poco: Y aquel siervo que sabía la voluntad de su señor, y que no se preparó ni obró conforme a su voluntad, recibirá muchos azotes; pero el que no la sabía, e hizo cosas que merecían castigo, será azotado poco. A todo el que se le haya dado mucho, mucho se demandará de él; y al que mucho le han confiado, más le exigirán (Lucas 12:47-48).