El rey David proclamó: «El Señor de los ejércitos, Él es el Rey de la gloria» (Salmo 24:10). La palabra selah se añadió posteriormente al final de este y muchos otros salmos. Algunos creen que hace referencia a un interludio musical porque, a menudo, se les ponía música a los salmos. Los eruditos bíblicos también sugieren otros posibles significados; entre ellos, «silencio», «pausa», «interrupción», «acentuación», «exaltación» o «fin».

La reflexión en estas palabras puede ayudarnos a tomar un «momento de selah», para hacer una pausa y adorar a Dios durante el día.

Estemos en silencio y escuchemos la voz de Dios (Salmo 46:10). Hagamos una pausa en nuestro agitado horario para darle refrigerio a nuestro espíritu (Salmo 42:1-2). Interrumpamos el día para hacer un inventario espiritual y pedir limpieza del alma (Salmo 1:1-10). Acentuemos el gozo de la provisión divina por medio de la acción de gracias (Salmo 65:9-13). Exaltemos el nombre de Dios por la respuesta a la oración en medio de nuestra desesperación (Salmo 40:1-3). Pongámosle fin al día meditando en la fidelidad del Señor (Salmo 119:148).

La reflexión de David en Dios incluía un momento de selah. Seguir su ejemplo nos ayudará a adorar a Dios a lo largo de todo el día.