Una de mis escenas favoritas de la literatura tiene lugar cuando una tía enérgica confronta a un padrastro malvado por haber abusado de su autoridad con su sobrino, David Copperfield, nombre del personaje principal y título de esa novela de Charles Dickens.
Cuando David aparece en la casa de su tía, su padrino está por llegar. A la tía Betsy Trotwood no le agrada ver al malvado Sr. Murdstone; entonces, le menciona una lista de sus errores e impide que él se desligue de su responsabilidad por cada acto de crueldad. Lo acusa con tanta energía y veracidad que este hombre, normalmente agresivo, se va sin pronunciar palabra. Por la fortaleza y bondad de carácter de la tía Betsy, David es finalmente reivindicado.
Hay Alguien que es fuerte y bueno, y que, un día, arreglará todo lo malo de nuestro mundo. Cuando Jesús vuelva, descenderá del cielo con un grupo de ángeles poderosos. Entonces, dará reposo a los afligidos y no ignorará a quienes les han causado problemas a sus hijos (2 Tesalonicenses 1:6-7). Hasta ese día, el Señor quiere que permanezcamos firmes y seamos valientes. Independientemente de lo que tengamos que soportar en la Tierra, estamos seguros para la eternidad.