Si vas a la parte inferior de los sitios de noticias por Internet, encontrarás la sección «Comentarios», donde los lectores pueden poner sus observaciones. Aun las páginas más respetables no escapan a las diatribas, los insultos y las ofensas.
El libro de Proverbios se recopiló hace unos 3.000 años, pero su sabiduría está al día con las últimas noticias. En un primer momento, dos conceptos del capítulo 26 parecen contradecirse; sin embargo, se aplican perfectamente a las redes sociales: «Nunca respondas al necio de acuerdo con su necedad, para que no seas tú también como él. Responde al necio como merece su necedad, para que no se estime sabio en su propia opinión» (vv. 4-5).
El equilibrio en esos proverbios está en no contestar como lo haría el necio, sino de manera tal que la necedad no se confunda con sabiduría.
Mi problema es que suelo enfrentarme con mi propia necedad. A veces, escribo un comentario sarcástico o contesto del mismo modo. Dios detesta que trate irrespetuosamente a seres humanos como yo, aun cuando también sean necios.
El Señor a quien servimos nos ofrece una amplia gama de libertades; por eso, podemos elegir qué decir, y cuándo y cómo hacerlo. Además, siempre podemos pedirle que nos dé sabiduría.