Mi esposo y mi hijo estaban haciendo zapeo, y descubrieron que sus películas favoritas ya habían comenzado. Mientras disfrutaban viendo las escenas finales, la búsqueda se transformó en un juego. Se las arreglaron para encontrar ocho de sus películas preferidas. Frustrada, pregunté por qué no elegían una para mirar desde el principio. Mi esposo se rio. «¿A quién no le gusta un gran final?».

Tuve que admitir que espero con ansias los finales de mis libros o películas preferidos. Incluso he hojeado mi Biblia y me he concentrado en mis partes favoritas. Pero el Espíritu Santo usa todas las palabras de Dios confiables y aplicables a la vida para transformarnos y afirmar que su historia terminará bien para los creyentes en Jesús.

Cristo declara que es: «el Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último» (Apocalipsis 22:13). Proclama que su pueblo heredará vida eterna (v. 14), y advierte a aquellos que se atrevan a quitar de «las palabras del libro de esta profecía» (v. 19).

Tal vez no sepamos o entendamos todo en la Biblia, pero sí sabemos que Jesús vuelve. Él cumplirá su palabra. Derrotará el pecado, corregirá todo mal, hará todas las cosas nuevas y reinará como nuestro amoroso Rey para siempre. ¡Este sí que es un final maravilloso!