Alimentos magros, botas impermeables y un mapa son algunos elementos esenciales que llevan los excursionistas en el sendero de John Muir. Este es un camino de 340 kilómetros que atraviesa arroyos, bordea lagos y bosques, y sube y baja montañas. Como se requieren unas tres semanas para completar el sendero, es fundamental llevar la cantidad correcta de provisiones. Si empacas demasiado, no te alcanzará la fuerza para llevarlo; si es demasiado poco, no tendrás suficiente para el viaje.
Terminar bien nuestro viaje como creyentes en Jesús también requiere una cuidadosa consideración de lo que llevamos a cuestas. En Hebreos 12, el apóstol Pablo nos exhorta a despojarnos «de todo peso y del pecado que nos asedia». Compara nuestra vida con una «carrera que tenemos por delante», en la cual no debemos «[cansarnos] hasta desmayar» (vv. 1, 3). Estar bajo el peso del pecado o distraerse con cuestiones ajenas al propósito de Dios implica llevar un peso innecesario.
Así como hay listas de provisiones para el sendero de John Muir, Dios ha proporcionado en la Biblia instrucciones para seguir a Jesús. Podemos saber qué hábitos, sueños y deseos vale la pena llevar con nosotros al examinarlos a la luz de las Escrituras. Cuando viajamos sin peso, podemos terminar bien.