La película Un sueño posible cuenta la historia real de Michael Oher, un adolescente sin hogar. Una familia lo recibe en su casa y lo ayuda a superar dificultades en el aprendizaje y a lograr la excelencia en el fútbol americano. En una escena, la familia habla con Michael sobre la posibilidad de adoptarlo, después de haber estado viviendo con ellos varios meses. Michael responde que ¡ya se consideraba parte de la familia!
La adopción es algo hermoso y cambia vidas, tal como cambió profundamente la vida de Michael. En Jesús, los creyentes son hechos «hijos de Dios» mediante la fe en Él (Gálatas 3:26). Somos adoptados por Dios y nos transformamos en sus hijos (4:5). Como hijos adoptivos de Dios, recibimos el Espíritu de su Hijo, llamamos «Padre» a Dios (v. 6) y nos transformamos en sus herederos (v. 7) y coherederos con Cristo (Romanos 8:17). Nos volvemos miembros plenos de su familia.
Cuando Michael Oher fue adoptado, esto cambió su vida, su identidad y su futuro. ¡Cuánto más para nosotros que somos adoptados por Dios! Nuestra vida cambia cuando lo conocemos como Padre. Nuestra identidad cambia al pertenecerle. Y nuestro futuro cambia porque se nos promete una herencia gloriosa y eterna.