Tal vez la vaca de la Sra. O´Leary fue la «vaca expiatoria» más grande de la historia. La culparon del gran incendio de Chicago en 1871, el cual dejó sin casa a una tercera parte de sus habitantes. Impulsado por fuertes vientos, el fuego arrasó durante tres días las estructuras de madera y se llevó la vida de casi 300 personas.
Por años, muchos creyeron que la vaca había desencadenado el incendio al golpear una lámpara en un establo, pero 126 años después, tras otras investigaciones, el Comité de Policía y Bomberos exoneró a la vaca y a sus dueños, y sugirió que debía investigarse a un vecino.
En ocasiones, la justicia lleva su tiempo, y las Escrituras reconocen cuán difícil puede ser esto. La frase «¿Hasta cuándo?» se repite cuatro veces en el Salmo 13: «¿Hasta cuándo, Señor? ¿Me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí? ¿Hasta cuándo pondré consejos en mi alma, con tristezas en mi corazón cada día? ¿Hasta cuándo será enaltecido mi enemigo sobre mí?» (vv. 1-2). Pero en medio de su lamento, David encuentra razones para tener fe y esperanza: «Pero yo confío en tu gran amor; mi corazón se alegra en tu salvación» (v. 5 nvi).
Aunque la justicia se retrase, el amor de Dios nunca nos falla. Podemos confiar y descansar en Él, ahora y para la eternidad.