Hace décadas, el Dr. Jerry Motto descubrió el poder de una «carta afectuosa»: enviar una sencilla carta que expresa afecto e interés a expacientes que habían intentado suicidarse disminuye la reincidencia a la mitad. Hace poco, proveedores de servicios de salud redescubrieron este poder al enviar textos, tarjetas e incluso memes por redes sociales para tratamientos de seguimiento a personas deprimidas.
En la Biblia, 21 «libros» son cartas —epístolas— escritas con afecto e interés a los creyentes del siglo i, que luchaban por varias razones. Pablo, Santiago y Juan las escribieron para explicar los fundamentos de la fe y la adoración, enseñar a resolver conflictos y construir la unidad.
Pedro, en especial, les recordó a los creyentes perseguidos por el emperador romano Nerón cuánto valían personalmente para Dios: «vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios» (1 Pedro 2:9). Esto les hizo entender cuál era su propósito en el mundo: «[anunciar] las virtudes de aquel que [los] llamó de las tinieblas a su luz admirable».
Nuestro gran Dios escribió Él mismo un libro lleno de cartas afectuosas para nosotros: la Escritura inspirada. Leamos sus cartas todos los días y compartámoslas con los que necesitan la esperanza que Cristo ofrece.