La agricultura es difícil donde no hay agua dulce. Para resolver este problema, la compañía Seawater Greenhouse creó en Somalilandia, África, y en otros países con climas similares, algo nuevo: «invernaderos de agua marina», que usan la energía solar para salpicar el agua salada sobre paredes de cartón corrugado. Al deslizarse por los paneles, la sal se desprende. Gran parte del agua dulce restante se evapora dentro de la estructura, lo que la convierte en un lugar húmedo donde pueden crecer semillas de frutos y vegetales.
A través del profeta Isaías, Dios prometió hacer una «cosa nueva» al abrir «ríos en la soledad» para Israel (Isaías 43:19). Esto contrastaba con la cosa antigua que había hecho para rescatar a su pueblo de Egipto. ¿Recuerdas el relato del Mar Rojo? Dios quería que recordaran el pasado, pero que eso no ocultara su participación actual en sus vidas (v. 18). Dijo: «He aquí que yo hago cosa nueva; pronto saldrá a luz; ¿no la conoceréis? Otra vez abriré camino en el desierto» (v. 19).
Mirar el pasado puede incentivar nuestra fe en la provisión del Señor, pero vivir en el pasado puede enceguecernos a toda la obra renovada de su Espíritu hoy. Que tomar conciencia de la obra de Dios hoy nos impulse a colaborar con Él en suplir las necesidades de otros.