Aunque sea un taco
Ashton y Austin Samuelson se graduaron de una universidad cristiana con un intenso deseo de servir a Jesús. Pero como no se sentían llamados a un ministerio tradicional en la iglesia, combinaron su carga por terminar con el hambre entre los niños con las habilidades empresariales que Dios les había dado, y abrieron un restaurante de tacos. Pero no es cualquier restaurante. Por cada comida que alguien compra, ellos donan dinero para proveer un alimento especialmente diseñado para suplir las necesidades nutricionales de niños desnutridos. Su objetivo es ir terminando con el hambre infantil, de a un taco a la vez.