Solía necesitarse la mirada fija y la mano firme de un granjero para conducir un tractor o trazar líneas derechas. Pero aun los mejores ojos podían saltearse hileras; y al final del día, las manos más fuertes podían fatigarse. Pero ahora tenemos la dirección automática: una tecnología basada en un GPS con una exactitud de hasta 2,5 centímetros para plantar, cultivar y regar. Es increíblemente eficaz y a manos libres. Imagina sentarte en una cosechadora y en lugar de aferrarte al volante, sostener un sándwich de carne. ¡Que herramienta asombrosa para avanzar derecho!

Quizá te suene el nombre Josías. Fue coronado rey cuando tenía solo «ocho años» (2 Reyes 22:1). Cuando tenía unos 25 años, el sumo sacerdote Hilcías encontró en el templo «el libro de la ley» (v. 8). Entonces, se lo leyó al joven rey, quien entristecido, rasgó sus vestidos por la desobediencia a Dios de sus antepasados. Josías se propuso hacer lo «recto ante los ojos del Señor» (v. 2). El libro se convirtió en una herramienta para dirigir al pueblo y no se apartara ni a derecha ni a izquierda. Las instrucciones de Dios estaban allí para enderezar las cosas.

Permitir que la asombrosa herramienta que es la Biblia nos guíe día tras día nos mantiene alineados a la voluntad de Dios y avanzando derecho.