El Día de los Caídos pienso en muchos exsoldados, pero especialmente en mi papá y mis tíos, que sirvieron en el ejército durante la Segunda Guerra Mundial. Ellos volvieron a casa, pero en esa guerra, cientos de miles de personas perdieron trágicamente a seres amados. No obstante, cuando les preguntaban, mi padre y muchos soldados de aquella época decían que estaban dispuestos a entregar sus vidas para proteger a sus seres queridos y defender lo que consideraban correcto.
En los Estados Unidos, cuando alguien muere en defensa de su país, Juan 15:13 — «Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos»— suele citarse durante el funeral, para honrar su sacrificio. Pero ¿qué trasfondo tenía este versículo?
Cuando Jesús dijo estas palabras a sus discípulos durante la última cena, estaba por morir. Judas, uno de su pequeño grupo de seguidores, ya se había ido para traicionarlo (13:18-30), pero aunque Jesús lo sabía, decidió sacrificar su vida por sus amigos y sus enemigos.
Jesucristo estuvo dispuesto a morir incluso por los que aún eran sus enemigos (Romanos 5:10). A cambio de eso, les pide a sus discípulos (entonces y ahora) que se amen unos a otros, como Él los ha amado (Juan 15:12).