A Daniel le encanta alentar a la gente con canciones. Un día, estábamos almorzando en su restaurante favorito, y notó que una camarera estaba teniendo un día difícil. Le hizo unas preguntas y, luego, empezó a cantar suavemente una canción pegadiza y alegre para alentarla. «Ay, ¡qué amable, señor! Usted me alegró el día. Muchísimas gracias», dijo ella con una gran sonrisa, mientras anotaba nuestros pedidos.

Cuando abrimos el libro de Sofonías, encontramos que a Dios le gusta cantar. Habilidosamente, el profeta dibujó con palabras un cuadro que describía a Dios como un músico que disfruta de cantar por y con sus hijos. Dijo: «El Señor está en medio de ti […]; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos» (3:17). Dios prometió estar siempre con aquellos que han sido transformados por su misericordia. Pero no termina allí. Invita a su pueblo, diciendo: «gózate y regocíjate de todo corazón» (v. 14).

Apenas podemos imaginar ese día en que estaremos juntos con Dios y todos los que han puesto su fe en Jesús como Salvador. ¡Qué maravilloso será escuchar el cántico celestial, y experimentar el amor, la bienvenida y la aceptación de nuestro Padre!