¿Alguna vez atrapaste un dragón? Yo no lo había hecho hasta que mi hijo me convenció de descargar un juego en mi teléfono. En un mapa digital del mundo real, el juego te permite cazar criaturas coloridas que se te acercan.
A diferencia de la mayoría de los juegos en celulares, este requiere moverse. Los lugares adonde vas son parte del campo de juego. ¿El resultado? ¡Camino mucho más! Cada vez que mi hijo y yo jugamos, aprovechamos al máximo cada oportunidad para atrapar los bichos que aparecen a nuestro alrededor.
Es fácil obsesionarse con esos juegos. Pero mientras jugaba, esta pregunta me aguijoneaba: ¿Estoy tan dispuesto a aprovechar al máximo las oportunidades espirituales que me rodean?
Pablo sabía que debíamos estar alertas a la obra de Dios a nuestro alrededor. En Colosenses 4, pidió que oraran por una oportunidad de compartir el evangelio (v. 3). Y luego desafió: «Compórtense sabiamente con los no creyentes, y aprovechen bien el tiempo» (v. 5 rvc). Quería que no perdieran ninguna oportunidad de influenciar a otros para que se acercaran a Cristo.
Hoy, muchas más cosas que un juego de dragones compiten por nuestro tiempo y nuestra atención. Pero Dios nos llama a participar de la aventura de este mundo real, buscando oportunidades para guiar a otros a Él.