«Sentí como si hubiese tocado un cable con corriente», dijo la profesora Ordway al describir su reacción ante el majestuoso poema de John Donne Soneto santo 14. Pensó: Hay algo especial en esta poesía. Me pregunto qué es. Lo recuerda como el momento en que su cosmovisión atea dio lugar a la posibilidad de lo sobrenatural. Al tiempo, llegó a creer en la realidad transformadora del Cristo resucitado.
Tocar un cable con corriente… tal vez haya sido la sensación de Pedro, Jacobo y Juan cuando Jesús los llevó al monte donde fueron testigos de una transformación extraordinaria: la transfiguración de Cristo (Marcos 9:3).
Al descender del monte, Jesús les dijo que solo contaran lo que habían visto después de que Él resucitara (v. 9). Pero ellos ni siquiera entendían qué quería decir Él con «resucitar de los muertos» (v. 10).
Los discípulos no podían concebir la idea de que Jesús muriera y resucitara. Pero al final, sus experiencias con el Señor resucitado transformarían completamente sus vidas. Ya anciano, Pedro describió la transfiguración como el momento en que vieron «con [sus] propios ojos su majestad» (2 Pedro 1:16).
Cuando nosotros también experimentamos el poder de Cristo, tocamos un «cable con corriente»: algo sucede; el Cristo viviente nos atrae.