Un elemento curioso del fútbol inglés es el himno del equipo que cantan los aficionados al empezar el partido. Va desde canciones divertidas, a algunas fantasiosas, hasta otras sorprendentes. Por ejemplo, el Salmo 23 es el himno del club West Bromwich Albion. Las palabras del salmo aparecen en la fachada del interior del estadio, declarándoles a todos los que van a ver al equipo sobre el cuidado del bueno y maravilloso gran Pastor.
En el Salmo 23, David afirma: «El Señor es mi pastor» (v. 1). Siglos después, el evangelista Mateo nos relata: «al ver [Jesús] las multitudes, tuvo compasión de ellas; porque estaban desamparadas y dispersas como ovejas que no tienen pastor» (Mateo 9:36). Y en Juan 10, Jesús declara su amor e interés por la «oveja» humana de su época, diciendo: «Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas» (v. 11). La compasión de Jesús lo llevó a interactuar con las multitudes, a suplir sus necesidades y, finalmente, a sacrificarse por ellas (y por nosotros).
«El Señor es mi pastor» es más que una antigua canción o un eslogan llamativo. Es la declaración alentadora de lo que significa que nuestro gran Dios nos conoce y nos ama… y que envió a su Hijo para rescatarnos.