Abrí la Biblia imaginativamente ilustrada para niños y empecé a leerle a mi nieto. De inmediato, quedamos fascinados con la historia del amor y la provisión de Dios desplegada en prosa. Luego, cerré el libro y volví a leer el título: Biblia de historias de Jesús: Cada historia susurra su nombre.
Cada historia susurra su nombre. Cada una de ellas.
Para ser sincera, la Biblia es difícil de entender a veces; en especial, el Antiguo Testamento. ¿Por qué los que no conocen a Dios parecen triunfar? ¿Cómo puede permitir Dios tales crueldades cuando sabemos que su carácter es puro y que sus propósitos son para nuestro bien?
Después de resucitar, Jesús se encontró son dos de sus seguidores, que no lo reconocieron y estaban decepcionados por la muerte de su esperado Mesías (Lucas 24:19-24). Entonces, Lucas registra las palabras esperanzadoras de Jesús: «Y comenzando desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían» (v. 27).
Cada historia susurra su nombre —incluso las difíciles—, porque revela el quebrantamiento generalizado de nuestro mundo y nuestra necesidad de un Rescatador. Cada acción, cada suceso, cada intervención apunta a la redención que Dios diseñó para hacernos volver a Él.