Honrar a Dios con acción de gracias
La doctora no se mostraba preocupada, a pesar de estar hablando con mi esposo a quien acababan de diagnosticarle cáncer. Sonriendo, le sugirió que comenzara cada día dando gracias «por al menos tres cosas». Él estuvo de acuerdo, ya que sabía que la gratitud abre el corazón para hallar ánimo en la bondad de Dios. Por eso, Dan empieza cada día con palabras de alabanza: Gracias, Dios, por el descanso de la noche. Por mi cama limpia. Por el sol. Por el desayuno en la mesa. Por una sonrisa en mis labios.
Señor del momento
Hace poco, estuve trabajando en la casa de mi hijo a unas tres horas de distancia. El proyecto llevó más de lo esperado, y todas las mañanas oraba para poder terminar al atardecer. Pero siempre quedaba algo pendiente.
Un cimiento firme
El verano pasado, mi esposo y yo fuimos a visitar una casa en la zona rural de Pensilvania, diseñada por el arquitecto Frank Lloyd Wright en 1935. Nunca había visto nada igual. Wright quiso construir una casa que surgiera naturalmente del paisaje, como si hubiese crecido allí… y logró su objetivo. La construyó alrededor de una cascada, y su estilo imita las rocas que se asoman a los costados. Nuestra guía explicó que la clave de que la casa fuera segura estaba en que el eje del edificio descansaba sobre rocas.
Recogiendo heno
Cuando estaba en la universidad, un verano trabajé en una hacienda en Colorado. Una tarde, cansado y con hambre después de un largo día cortando heno, conduje el tractor al depósito. Actuando como el superhombre que creía ser, giré el volante con toda la fuerza hacia la izquierda, apreté a fondo el freno e hice girar el tractor sobre su eje.
Mantenerse enfocado
«Es mi discípula», oí decir a una mujer sobre alguien a quien ella ayudaba. Como seguidores de Cristo, todos debemos hacer discípulos; es decir: hablarles de la buena noticia de salvación a las personas y ayudarlas a crecer espiritualmente. Sin embargo, es fácil dirigir el enfoque hacia nosotros y no hacia Jesús.
Testigo silencioso
Ema vive en un país donde está prohibido predicar el evangelio. Trabaja como enfermera profesional, cuidando bebés recién nacidos en un hospital. Su compromiso con el trabajo es tal que su labor se destaca, y muchas mujeres sienten curiosidad respecto a ella. Por eso, se sienten impulsadas a hacerle preguntas en privado. De este modo, Ema les habla abiertamente acerca del Salvador.
Un ayudador constante
Después de que una lesión en la médula espinal lo dejó paralítico, Martín decidió volver a la escuela para conseguir su maestría. La madre lo ayudó a lograr su objetivo. Se sentaba con él en todas las clases y grupos de estudio, tomando notas y entregando sus monografías. Incluso subió al escenario cuando él recibió el diploma. Lo que parecía imposible se hizo posible con la ayuda práctica y constante que Martín recibió.
El amor de una madre
Cuando los padres de Susi se divorciaron, ella era menor, y la lucha legal por su custodia hizo que tuviera que estar un tiempo en un hogar para niños. Acosada por niños más grandes, se sentía sola y abandonada. Su madre la visitaba solo una vez al mes, y casi no veía a su padre. Sin embargo, años después, su madre le confesó que como las reglas del hogar impedían que la visitara más seguido, se paraba del otro lado de la cerca todos los días, con la esperanza de verla. «A veces —dijo—, te miraba mientras jugabas en el patio, solo para saber que estuvieras bien».
Lo que tengamos
Mi amiga estaba ansiosa por reunir a su familia y amigos para una fiesta en su casa. Todos los invitados deseaban estar juntos alrededor de esa mesa, y querían colaborar llevando alguna comida para compartir los gastos. Algunos llevarían pan, otros, ensalada o algún plato adicional. Pero una de las invitadas no tenía casi nada de dinero. Aunque ansiaba pasar esa noche con sus seres queridos, no podía comprar nada para llevar. Entonces, se ofreció para, a cambio, limpiar la casa de la anfitriona.