Solo con oración
Mi amiga me llamó una noche, tarde, durante su tratamiento contra el cáncer. Angustiada por su llanto descontrolado, pronto sumé mis propias lágrimas y una oración silenciosa: Señor, ¿qué puedo hacer?
Dejar un legado
Hace unos años, mi hijo y yo pasamos una semana en una estancia abandonada junto al río Salmon, el «Río sin retorno», en Idaho, Estados Unidos.
Fortaleza en el sufrimiento
Cuando Sammy, de dieciocho años, recibió a Jesús como Salvador, su familia, de una fe diferente, lo rechazó. Pero otra comunidad cristiana lo recibió, alentándolo y financiando sus estudios. Posteriormente, cuando su testimonio se publicó en una revista, la persecución fue mayor.
Juego limpio
Cuando el corredor de Singapur, Ashley Liew, se encontró a la cabeza del pelotón durante una maratón en los Juegos del Sudoeste Asiático, supo que algo andaba mal. De inmediato, se dio cuenta de que los corredores de adelante habían tomado una curva equivocada, y ahora venían detrás. Ashley podría haber sacado ventaja de ese error, pero una fuerte sensación de integridad deportiva le dijo que no sería una victoria genuina. Él quería ganar por ser el más rápido, no porque los otros se habían equivocado. Fiel a sus convicciones, redujo la velocidad para permitir que lo pasaran.
Consuelo compartido
«¡Dios le envió esta noche!»
Lo que queremos escuchar
Algunas investigaciones revelan que los seres humanos tenemos una marcada tendencia a buscar información que respalde lo que opinamos. Cuando estamos profundamente entregados a defender nuestra manera de pensar, evitamos el desafío de posiciones opuestas.
Alivio en la entrada
Un día particularmente cálido, Carmine McDaniel, de ocho años de edad, quiso asegurarse de que el cartero de su vecindario se mantuviera fresco e hidratado. Entonces, dejó una nevera portátil con bebidas en la entrada de su casa. La cámara de seguridad de la familia registró la reacción del cartero: «¡Vaya! Agua y Gatorade. ¡Gracias, Dios; gracias!».
Dulce y amargo
A algunos les gusta el chocolate amargo, y otros prefieren el dulce. A los antiguos mayas, en América Central, les encantaba beber chocolate, y le agregaban chile para darle más sabor. Les gustaba esta «agua amarga», como la llamaban. Muchos años después, se llevó a España, pero los españoles preferían el chocolate dulce. Entonces, le agregaron azúcar y miel para contrarrestar el sabor amargo natural.
Bondad anónima
Cuando me gradué, me vi en la necesidad de limitar mi presupuesto para las comidas; para ser precisa: 20 dólares por semana. Un día, cuando me acerqué a la caja, sospeché que la compra sería un poco mayor del dinero que me quedaba. «Cuando llegue a 20 dólares, deténgase», le dije a la cajera, y pude comprar todo, excepto una bolsa de pimientos.