Al pasar junto a una ventana que da al exterior del edificio donde trabajo, quedé asombrado ante la belleza de una flor que estaba creciendo a través de una grieta en el pavimento que cubría el suelo. A pesar de su circunstancia
adversa, la planta había encontrado un punto de apoyo,echado raíces en la árida grieta, y estaba floreciendo. Después, observé que un equipo de aire acondicionado, ubicado justo encima de la planta, goteaba agua sobre ella durante el día. Si bien su entorno era hostil, la planta recibía la ayuda necesaria del agua que caía desde arriba.
A veces, crecer espiritualmente puede ser difícil, pero, cuando perseveramos en Cristo, no hay ninguna barrera insuperable. Nuestras circunstancias tal vez sean desfavorables, y el desánimo quizá parezca un obstáculo. Sin embargo, si seguimos avanzando en nuestra relación con el Señor, podemos florecer como aquella planta solitaria. Así fue la experiencia de Pablo. A pesar de las enormes dificultades y desafíos (2 CORINTIOS 11:23-27), no se daría por vencido. Escribió: «Prosigo, por ver si logro asir aquello para lo cual fui también asido por Cristo
Jesús. […] prosigo a la meta, al premio» (FILIPENSES 3:12, 14). Como Pablo, nosotros también podemos seguir avanzando con la ayuda de Aquel que nos fortalece (4:13).
Leer: Filipenses 3:7-14 La Biblia en un año: Genesis 4:6
Mateo 2
Mateo 2
Prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús (v. 14).
Señor, fortaléceme hoy.
Dios nos da la fuerza necesaria para perseverar y crecer.
Temas:
Nuestro Pan Diario