Mientras le quitaba la etiqueta a una prenda de vestir de invierno que había comprado, sonreí al leer estas palabras en la parte de atrás: «CUIDADO: Este producto innovador hará que quieras salir al aire libre y permanecer allí». Cuando una persona está vestida de manera adecuada al clima, puede sobrevivir e incluso permanecer bajo condiciones climáticas severas y cambiantes.
El mismo principio se aplica a nuestra vida espiritual. Como seguidores de Jesús, nuestro guardarropa espiritual para todo tipo de estación fue prescripto por el Señor en su Palabra, la Biblia: «Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia; […] perdonándoos […]. De la manera que Cristo os perdonó» (Colosenses 3:12-13, énfasis agregado).
Estas vestimentas que Dios provee nos permiten enfrentar la hostilidad y las críticas con paciencia, perdón y amor. Nos dan fuerza y estabilidad en las tormentas de la vida.
Cuando enfrentamos condiciones adversas en el hogar, la escuela o el trabajo, la ropa que Dios nos dice que llevemos nos protege y nos capacita para marcar una diferencia positiva. «Y sobre todas estas cosas vestíos de amor, que es el vínculo perfecto» (v. 14).