Mi entrenamiento para una carrera de fondo no iba bien, y la última práctica había sido particularmente decepcionante. Había caminado la mitad del tiempo e incluso tuve que sentarme en cierto momento. Sentía que había reprobado una miniprueba.

Entonces, recordé que esa era la idea del entrenamiento. No se trataba de una prueba ni una calificación que tenía que lograr. Más bien, era algo que debía experimentar, una y otra vez, para mejorar mi resistencia.

Quizá te sientes mal por una prueba que estás enfrentando. Dios permite que pasemos por estos momentos para fortalecer nuestros músculos espirituales y mejorar nuestra resistencia. Nos enseña a confiar en Él y nos purifica para que seamos santos y nos parezcamos más a Cristo.

Con razón, el salmista podía alabar a Dios por haber refinado a los israelitas por el fuego y por el agua (Salmo 66:10-12) mientras sufrían en la esclavitud y el exilio. Dios no solo los guardó y los llevó a un lugar de gran abundancia, sino que también los purificó.

Cuando pasamos por pruebas, podemos confiar en Dios para encontrar fortaleza y perseverancia. Él nos está refinando en nuestros momentos más difíciles.