Un amigo mío y su esposa, con poco más de 90 años de edad y 60 de casados, escribieron su historia familiar para dejar como legado. El último capítulo contiene importantes lecciones de vida. Una de ellas me hizo detenerme y examinarme: «Si descubres que el cristianismo te agota y te quita la energía, estás practicando una religión en lugar de disfrutar de una relación con Jesucristo. Caminar con el Señor no cansa; te vivifica y restaura tus fuerzas» (Mateo 11:28-29).

La paráfrasis de Eugene Peterson de este pasaje comienza así: «¿Están cansados? ¿Agotados? ¿La religión los ha consumido? […]. Caminen conmigo y trabajen conmigo […]. Aprendan los ritmos naturales y fluidos de la gracia» (The Message, traducción libre).

Cuando pienso que servir a Dios depende de mí, empiezo a trabajar para Él en lugar de caminar con Él. Hay una diferencia fundamental. Si no camino con Cristo, mi espíritu se vuelve seco y frágil. Las personas se transforman en molestias, en lugar de seres creados a imagen de Dios. Nada parece estar bien.

Cuando percibo que estoy practicando la religión en lugar de disfrutar de una relación con Jesús, es hora de dejar la carga y caminar con Él, en estos «ritmos naturales y fluidos de la gracia».