Wally es la estrella de ¿Dónde está Wally?, una conocida serie de libros infantiles. Wally se esconde en escenas abarrotadas, invitando a los niños a que lo encuentren. Padres de todo el mundo disfrutan al ver la alegría de sus hijos cuando encuentran a Wally.
Poco después de que a Esteban lo apedrearon por proclamar a Cristo (Hechos 7), se desató una persecución que hizo que muchos cristianos huyeran de Jerusalén. Otro diácono, Felipe, siguió a estos cristianos a Samaria, donde proclamó a Cristo y fue bien recibido. Allí, el Espíritu Santo lo envió en una misión especial a un camino por el desierto. Seguramente, le pareció extraño, dado el fruto que había en Samaria. Imagina la alegría de Felipe cuando se encontró con el funcionario etíope y lo ayudó a encontrar a Jesús en las páginas de Isaías (vv. 26-40).
Nosotros también podemos ayudar a otros a «encontrar a Jesús» a través de la Escritura. Al igual que el padre que observa la alegría de su hijo al descubrir lo que estaba oculto, y como Felipe cuando ayudó al etíope a encontrar a Jesús, puede ser emocionante presenciar el momento en que Dios se revela a otra persona. Que podamos estar siempre preparados para hablar de Cristo según el Espíritu nos guíe.