Lo bueno, lo malo y lo feo
Un amigo querido me mandó un mensaje de texto que decía: «¡Me alegra tanto que podamos contarnos lo bueno, lo malo y lo feo!». Somos amigos desde hace muchos años y hemos aprendido a compartir nuestras alegrías y fracasos. Reconocemos que estamos lejos de ser perfectos, por eso hablamos de nuestras luchas, pero también nos regocijamos en las victorias del otro.
¿Me provoca gozo?
El libro de una joven japonesa sobre orden y organización ha vendido dos millones de ejemplares en el mundo entero. La esencia del mensaje de Marie Kondo es ayudar a la gente a despojarse de cosas innecesarias en sus casas y armarios; cosas que los sofocan. Dice: «Levanta cada artículo y pregunta: “¿Me provoca gozo?”». Si la respuesta es «sí», consérvalo. Si es «no», descártalo.
Probado y purificado
En una entrevista, la cantautora Meredith Andrews contó cómo se había sentido abrumada al intentar equilibrar sus compromisos, su labor creativa, su matrimonio y la maternidad. Reflexionando en su estrés, declaró: «Sentí como que Dios me estaba llevando por una etapa de purificación, casi por un proceso de trituración».
Empieza donde estés
Hoy me crucé con una pequeña flor púrpura que crecía solitaria en una pradera, la cual, citando la maravillosa frase del poeta Thomas Gray, «desperdiciaba su dulzura en el aire del desierto». Estoy seguro de que nadie la había visto antes y que quizá nadie la vuelva a ver. Pensé: ¿Por qué esta belleza en este lugar?
En todas las circunstancias
En el barrio residencial donde vivo, nos quejamos permanentemente de los cortes de luz. Pueden ocurrir tres veces por semana y durar todo un día. Es difícil soportar los inconvenientes cuando no se pueden usar los artefactos básicos de la casa.
Te veo
«T e veo», dijo una amiga en un grupo en línea de escritores en el que nos respaldamos y animamos unos a otros. Como me sentía estresada y ansiosa, sus palabras me infundieron una sensación de paz y bienestar. Ella me «veía» —con mis esperanzas, temores, luchas y sueños— y me amaba.
¿Cuál es la ocasión?
L a alegre carita del niño de cuatro años asomaba por debajo de su suéter favorito. ¡La capucha con forma de lagarto terminaba en quijadas que parecían tragarle la cabeza! La madre quedó pasmada, ya que quería que su familia causara una buena impresión frente a los amigos que hacía mucho que no veían.
Se interesa siempre
El día en que mi hija menor volaba de Múnich a Barcelona, abrí mi página favorita de seguimiento de vuelos, para ver por dónde iba. Después de ingresar el número de vuelo, la pantalla de mi computador mostró que su avión había cruzado Austria y bordeaba la parte norte de Italia. De allí, sobrevolaría el Mediterráneo, al sur de la costa francesa, en dirección a España, y llegaría puntualmente. ¡Solo faltaba que me dijeran qué estaban sirviendo para comer las aeromozas!