En lo alto de un pliegue de la Cumbre Jughandle, entre las montañas al norte de nuestra casa, hay un glaciar. La ruta para llegar hasta allí asciende por una cresta empinada y angosta, cubierta de lomas y piedras sueltas. La subida es agotadora. Sin embargo, allí hay un manantial que brota de un terreno blando y cubierto de musgo que atraviesa una pradera exuberante. Es un lugar tranquilo para beber y prepararse para el duro ascenso.
En El progreso del peregrino, la clásica alegoría de la vida cristiana, de John Bunyan, Cristiano llega al pie de una empinada subida llamada Collado Dificultad, «… en el que había una fuente […]. Cristiano se acercó a la fuente, bebió y se refrigeró. Emprendió después collado arriba…».
Quizá la difícil montaña que enfrentas es un hijo rebelde o un diagnóstico médico grave. El desafío parece insuperable. Antes de enfrentar la próxima tarea difícil, acude a la fuente de refrigerio: Dios. Preséntale tu debilidad, agotamiento, desesperanza, temor y duda, y bebe profundamente de su poder, fortaleza y sabiduría. El Señor conoce todas las circunstancias y te dará un caudal de consuelo y fortaleza espiritual. Él levantará tu cabeza y te dará fuerzas para seguir avanzando.