Cuando un grupo de líderes religiosos llevó a una mujer adúltera a Jesús, no sabían que estaban colocándola a un tiro de piedra de la gracia. Esperaban desacreditar al Señor. Si Él les decía que la dejaran ir, podrían aducir que estaba quebrantando la ley mosaica. Pero, si la condenaba a morir, las multitudes que le seguían habrían desechado sus palabras de gracia y misericordia.

Sin embargo, Jesús les devolvió la pelota a los acusadores. La Biblia dice que, en vez de responderles directamente, comenzó a escribir en el suelo. Cuando los líderes siguieron preguntándole, invitó a cualquiera de ellos que nunca hubiera pecado a lanzar la primera piedra. Después, siguió escribiendo en el suelo. Cuando volvió a levantar la vista, se habían ido todos.

La única persona que podría haber arrojado una piedra —el único sin pecado— miró a la mujer con misericordia y le dijo: «Ni yo te condeno; vete, y no peques más».

Ya sea que hoy necesites el perdón de Dios por juzgar a otros o que desees tener la seguridad de que ningún pecado está más allá de su gracia, que esto te aliente: Nadie te lanzará piedras hoy; ve y deja que la misericordia de Dios te cambie.