Un día de mucho calor, mi sobrina vio a una mujer de pie junto a un semáforo, sosteniendo un cartel. Cuando se acercó con el auto, intentó leerlo, suponiendo que sería algún pedido de alimento o dinero. En cambio, se sorprendió al ver estas dos palabras:
«Tienes propósito».
Dios nos creó a cada uno con un propósito específico. Fundamentalmente, ese propósito es honrar al Señor, y una manera de hacerlo es supliendo las necesidades de los demás (1 Pedro 4:10-11).
Una madre de hijos pequeños puede encontrar propósito al limpiar narices congestionadas y hablarles a sus niños sobre Jesús. Un empleado con un trabajo que no le agrada mucho puede encontrar propósito haciendo su tarea a conciencia y recordando que sirve al Señor (Colosenses 3:23-24). Una mujer que ha perdido la vista puede encontrar propósito orando por sus hijos y nietos, y alentándolos a confiar en Dios.
El Salmo 139 afirma que, antes de que naciéramos, «todos los días de [nuestra] vida ya estaban en [su] libro» (v. 16 RVC). Fuimos hechos «asombrosa y maravillosamente» (v. 14 LBLA), para glorificar a nuestro Creador.
¡Nunca olvides que tienes propósito!