«Constructores vaqueros» es un término que muchos británicos usan para referirse a obreros que hacen trabajos de construcción de mala calidad. El término implica temor o pesar, como resultado de malas experiencias.

Es indudable que había carpinteros, herreros y talladores deshonestos en los tiempos bíblicos, pero, en la historia del rey Joás y su tarea de reconstruir el templo, aparece una frase acerca de la total honestidad de aquellos que supervisaban la obra y de los que trabajaban en ella (2 Reyes 12:15).

No obstante, el rey Joás «hizo lo recto ante los ojos del Señor» (v. 2) solamente mientras el sacerdote Joiada lo instruyó. Tal como vemos en 2 Crónicas 24:17-27, cuando Joiada murió, Joás se alejó del Señor y fue persuadido a adorar a otros dioses.

El legado mixto de un rey que disfrutó de un período productivo solamente cuando estuvo bajo el consejo espiritual de un sacerdote piadoso hace que me detenga a pensar. ¿Cuál será nuestro legado? ¿Seguiremos creciendo y desarrollando nuestra fe durante toda la vida y produciendo buen fruto? ¿O las cosas de este mundo nos distraerán para que recurramos a los ídolos actuales, tales como el confort, el materialismo y el éxito personal?