El artista italiano Miguel Ángel era conocido por su temperamento exaltado y su técnica heterodoxa. Usaba obreros comunes y corrientes como modelos para sus santos, y lograba que quienes miraban sus cuadros se sintieran parte de la escena. La Cena en Emaús muestra a un posadero de pie entre Jesús y sus dos seguidores. Estos estaban sentados a la mesa cuando reconocieron que el Señor resucitado era quien estaba con ellos (Lucas 24:31). Uno de ellos va a ponerse de pie, mientras que la mano abierta del otro expresa su asombro.
Lucas, quien registra estos sucesos en su Evangelio, relata que los dos hombres volvieron de inmediato a Jerusalén, donde se encontraron con los once discípulos y otras personas, que decían: «Ha resucitado el Señor verdaderamente, y ha aparecido a Simón. Entonces ellos contaban las cosas que les habían acontecido en el camino, y cómo le habían reconocido al partir el pan» (vv. 33-35).
Oswald Chambers escribió: «Jesús viene pocas veces cuando lo esperamos; suele aparecer cuando menos lo pensamos y siempre en las situaciones más ilógicas. La única manera en que un siervo puede permanecer fiel a Dios es estar listo para las visitas por sorpresa del Señor».
Dondequiera que estemos hoy, Jesús puede manifestarse de manera sorprendente.