Hace años, tenía una oficina en Boston, desde donde se veía el Cementerio de Granary, donde están sepultados varios héroes norteamericanos. Aunque las lápidas mencionan sus nombres, nadie sabe realmente dónde está el cuerpo de cada uno de ellos, ya que esas piedras se han movido muchas veces, tanto para hacer que el lugar fuera más pintoresco como para que quienes cortaban el césped tuvieran más espacio para trabajar. Aunque en el cementerio hay unos 2.300 epitafios, ¡casi 5.000 personas están sepultadas! Pareciera que, aun muertas, no se sabe bien quiénes son algunas personas.
A veces, nos sentimos como esos residentes anónimos de Granary: desconocidos e invisibles. La soledad puede hacernos sentir ignorados, incluso por Dios. Sin embargo, debemos recordar que, aunque pensemos que nuestro Creador se olvidó de nosotros, no es así. Dios no solo nos hizo a su imagen (Génesis 1:26-27), sino que también nos tiene en alta estima, y envió a su Hijo para salvarnos (Juan 3:16).
Aun en las horas más oscuras, podemos descansar en la certeza de que nunca estamos solos, porque nuestro Dios amoroso está con nosotros.