Pañuelos de papel
Mientras estaba sentado en la sala de espera de cirugía, tuve tiempo para pensar. Hacía poco, había estado allí cuando recibimos la desgarradora noticia de que mi único hermano, mucho menor que yo, tenía «muerte cerebral».
Lecciones del sufrimiento
El primer plano en la pantalla gigante era grande y nítido; por eso, podíamos ver los cortes profundos en el cuerpo del hombre y su cara ensangrentada. Un soldado lo azotaba, mientras una multitud enfurecida se reía. La escena parecía tan real que, en medio del silencio de la sala, me encogía y gesticulaba como si yo estuviera padeciéndolo. Sin embargo, era solo una película que representaba el sufrimiento de Jesús por nosotros.
Amigos sin horario
Un amigo me contó sobre un grupo de personas a quienes las une un profundo vínculo por su fe en Cristo. Una de ellas, una mujer de 93 años, dijo: «Si necesito ayuda, siento que puedo llamar a cualquiera del grupo a las dos de la mañana, sin siquiera tener que disculparme». Ya sea que necesiten oración, ayuda práctica o a alguien que los acompañe, estos amigos están incondicionalmente comprometidos entre sí.
¿A Dios no le importa?
¿Por qué al conductor borracho no le pasa nada, mientras que la víctima, sobria, queda gravemente herida? ¿Por qué los malos prosperan y los buenos sufren? ¿Cuántas veces te preguntaste: ¿A Dios no le importa?, tras experimentar situaciones que te generaron mucha confusión?
Sentirse abandonado
En su libro Cartas del diablo a su sobrino, C. S. Lewis registra una conversación imaginaria entre un diablo principal y uno joven sobre cómo tentar de manera apropiada a un creyente. El deseo de ambos es destruir su fe en Dios. «No te engañes —dijo el mayor—. Nuestra causa nunca está tan en peligro como cuando un humano […] contempla un universo del que todo indicio de [Dios] parece haber desaparecido, y se pregunta por qué ha sido abandonado, y todavía obedece».
La brújula divina
Durante la Segunda Guerra Mundial, una pequeña brújula salvó la vida de 27 marineros. Waldemar Semenov, un marino mercante retirado, estaba trabajando como ingeniero asistente en el Alcoa Guide, cuando un submarino alemán salió a la superficie y abrió fuego. La nave fue impactada, se incendió y empezó a hundirse. Semenov y su tripulación bajaron los botes salvavidas al agua y usaron las brújulas de esos botes para llegar hasta otros barcos aliados más cerca de la costa. Tres días después, los rescataron.
Palabras y acciones
El email del alumno de mi clase de redacción en la universidad expresaba urgencia. El semestre estaba por terminar, y, como se había dado cuenta de que necesitaba mejorar sus calificaciones para poder participar en los deportes, quiso hacer algo. Entonces, como no había entregado algunos trabajos, le di dos días para que los terminara y pudiera mejorarlas. Su respuesta fue: «Gracias. Voy a hacerlo».
De tal manera amó Dios…
El 28 de julio de 2014 se cumplieron cien años del comienzo de la Primera Guerra Mundial. Muchos medios de comunicación británicos recordaron con debates y documentales el inicio de aquel doloroso conflicto. Incluso un programa de televisión que se basa en una tienda de Londres incluyó un episodio ambientado en 1914, el cual mostraba a empleados jóvenes que se presentaban como voluntarios en el ejército. Al observar estos ejemplos de sacrificio personal, se me hizo un nudo en la garganta. Eran tan jóvenes, tan decididos, y con tan pocas posibilidades de volver de los horrores de las trincheras.
Los dos osos
Hace unos años, mi esposa y yo pasamos unos días acampando en las laderas de una elevada montaña en un parque nacional. Una tarde, mientras volvíamos a nuestra tienda, vimos dos osos machos dándose puñetazos en las orejas en medio de un pastizal. Entonces, nos detuvimos a mirar.
En la huerta
Mi amor a la agricultura tal vez tenga sus raíces en mis antepasados, quienes dedicaron su vida a esta tarea como un medio para mantener a la familia. Mi padre creció en una granja, y trabajar en la huerta también era su pasión. En mi caso, cultivar plantas que dan flores hermosas y cuidar rosas que llenan de perfume y belleza nuestro jardín es un pasatiempo maravilloso. Si no fuera por las malezas, ¡todo sería perfecto!