La Capilla del Silencio Kamppi, en Helsinki, Finlandia, sobresale en medio del contexto urbano. Su estructura ovalada, cubierta de madera, aplaca el ruido de la ajetreada ciudad. Sus diseñadores la crearon para que fuera un refugio silencioso, con un «ambiente tranquilo para que los visitantes se reencontraran a sí mismos».
Muchas personas anhelan tener paz, y un rato de silencio puede tranquilizar la mente. Pero la Biblia enseña que la paz verdadera, la paz con Dios, la brinda su Hijo. Pablo afirmó: «Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo» (Romanos 5:1). Sin Cristo, somos enemigos de Dios a causa de nuestro pecado. Felizmente, aceptar el sacrificio de Jesús nos reconcilia con el Padre y pone fin a la hostilidad que nos separa de Él (Colosenses 1:19-21). Ahora nos ve como Cristo nos presenta: «santos y sin mancha e irreprensibles delante de él» (v. 22).
Tener paz con Dios no garantiza una vida sin problemas, pero sí nos calma en los momentos difíciles. Jesús dijo a sus seguidores: «En el mundo tendréis aflicción»; no obstante, también les aseguró: «pero confiad, yo he vencido al mundo» (Juan 16:33). Gracias a Él, la verdadera paz de Dios puede llenar nuestro corazón (Colosenses 3:15).